La tercera edición del CambriRock superó todas las expectativas. El festival hizo vibrar a las 20.000 personas que pasaron por el campo del fútbol de Cambrils (Tarragona) durante cuatro días intensos de buena música.
El rock y el metal fueron protagonistas el primer día. La banda local de glam rock siniestro Melancomía abrió el fuego con una buena puesta en escena, maquillaje y un sonido muy contundente. A continuación, los tarraconenses Venus Diablo se metieron al público en el bolsillo con la potente voz de su vocalista femenina. Metal melódico que recuerda a Evanescence o Him.
Pero, sin duda, lo mejor de la noche fue la actuación de los cambrilenses No Apto. El cuarteto liderado por Erik López se vació en el escenario y demostró por qué es una de las mejores bandas de rock del panorama nacional actual. Presentaron las canciones de su último disco Voces e hicieron enloquecer a todos sus seguidores con temas como “Delirios”, “En el punto de mira” o una excelente versión del “Personal Jesus” de Depeche Mode.
Tras ellos, llegó el momento más esperado de la jornada: la actuación de Mägo de Oz. Sus miles de fans aguardaban impacientes desde horas antes de la apertura de puertas. Los madrileños estuvieron poco más de una hora sobre el escenario tocando algunos de sus clásicos como “La fiesta pagana”, “La posada de los muertos”, “Jesús de Chamberí” o “Molinos de viento”.
Esta vez no hubo fuegos artificiales ni espectáculos de luces. Tan sólo tres figuras inflables: un guitarrista, don Quijote y su habitual “Cabrones”. La verdad es que no fue su mejor concierto. Demasiadas pausas entre canción y canción, sermones sobre el cambio climático y lo cara que está la vida… Reconozco que se me escapó más de un bostezo. Parece que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.
El cierre lo pusieron los villarrealenses Killus con su metal industrial al servicio del mismísimo diablo y una elaborada puesta en escena.
El rock and roll tomó Cambrils el viernes. Tras un cambio de orden, Búhos empezaron a calentar la noche, que falta hacía, con su Rebelión en la plaza. La lluvia amenazaba y el público se temía lo peor. Por suerte, sólo cayeron cuatro gotas.
Poco después de las once, el rugido del motor de una espectacular Harley Davidson nos avisaba de la presencia de Marea. Los navarros, con un Kutxi Romero tan elegante como siempre, de negro y con sombrero, ofrecieron un gran concierto de más de dos horas y media (a ver si aprenden algunos grupos) con el que deleitaron a los seis mil incondicionales que se acercaron al recinto.
Las luces se encendieron al compás de los acordes de “Entre hormigones”, canción que abre su último disco Las aceras están llenas de piojos. Con el maestro “Kolibrí” Díaz muy inspirado a la guitarra, tocaron temas nuevos y algunos más viejos como “Corazón de mimbre” “Manuela canta saetas”, “Duerme conmigo” o “En tu agujero”. Y como suele ser habitual, Kutxi paró un rato para descansar y le cedió el micrófono a Eduardo Beaumont “El Piñas”, que se atrevió con “Alfileres”, “Trasegando”, “Despellejo” y “El rastro”. Incluso Martín Romero subió al escenario para acompañar a su hermano en “Como los trileros”. Marea se despidió a lo grande con “El perro verde” y “Marea” con un público completamente volcado con ellos.
Después, en el escenario A, la mala suerte se alió con los cambrilenses Kota Zero, que tuvieron que suspender su actuación a los diez minutos a causa de la lluvia. El concierto se reanudó al día siguiente y, por fin, el grupo de punk rock pudo presentar en directo los temas de su primer disco No pierdas la razón.
El festival continuó el sábado, aunque con una hora de retraso, con el mestizaje y la fusión de La Cabra Mecánica y Muchachito Bombo Infierno, que regresaba a Cambrils un año después.
Para cerrar, el domingo le tocó el turno al rock catalán de los mallorquines Antònia Font y los valencianos Obrint Pas. El CambriRock bajó el telón hasta el año que viene.
El rock y el metal fueron protagonistas el primer día. La banda local de glam rock siniestro Melancomía abrió el fuego con una buena puesta en escena, maquillaje y un sonido muy contundente. A continuación, los tarraconenses Venus Diablo se metieron al público en el bolsillo con la potente voz de su vocalista femenina. Metal melódico que recuerda a Evanescence o Him.
Pero, sin duda, lo mejor de la noche fue la actuación de los cambrilenses No Apto. El cuarteto liderado por Erik López se vació en el escenario y demostró por qué es una de las mejores bandas de rock del panorama nacional actual. Presentaron las canciones de su último disco Voces e hicieron enloquecer a todos sus seguidores con temas como “Delirios”, “En el punto de mira” o una excelente versión del “Personal Jesus” de Depeche Mode.
Tras ellos, llegó el momento más esperado de la jornada: la actuación de Mägo de Oz. Sus miles de fans aguardaban impacientes desde horas antes de la apertura de puertas. Los madrileños estuvieron poco más de una hora sobre el escenario tocando algunos de sus clásicos como “La fiesta pagana”, “La posada de los muertos”, “Jesús de Chamberí” o “Molinos de viento”.
Esta vez no hubo fuegos artificiales ni espectáculos de luces. Tan sólo tres figuras inflables: un guitarrista, don Quijote y su habitual “Cabrones”. La verdad es que no fue su mejor concierto. Demasiadas pausas entre canción y canción, sermones sobre el cambio climático y lo cara que está la vida… Reconozco que se me escapó más de un bostezo. Parece que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.
El cierre lo pusieron los villarrealenses Killus con su metal industrial al servicio del mismísimo diablo y una elaborada puesta en escena.
El rock and roll tomó Cambrils el viernes. Tras un cambio de orden, Búhos empezaron a calentar la noche, que falta hacía, con su Rebelión en la plaza. La lluvia amenazaba y el público se temía lo peor. Por suerte, sólo cayeron cuatro gotas.
Poco después de las once, el rugido del motor de una espectacular Harley Davidson nos avisaba de la presencia de Marea. Los navarros, con un Kutxi Romero tan elegante como siempre, de negro y con sombrero, ofrecieron un gran concierto de más de dos horas y media (a ver si aprenden algunos grupos) con el que deleitaron a los seis mil incondicionales que se acercaron al recinto.
Las luces se encendieron al compás de los acordes de “Entre hormigones”, canción que abre su último disco Las aceras están llenas de piojos. Con el maestro “Kolibrí” Díaz muy inspirado a la guitarra, tocaron temas nuevos y algunos más viejos como “Corazón de mimbre” “Manuela canta saetas”, “Duerme conmigo” o “En tu agujero”. Y como suele ser habitual, Kutxi paró un rato para descansar y le cedió el micrófono a Eduardo Beaumont “El Piñas”, que se atrevió con “Alfileres”, “Trasegando”, “Despellejo” y “El rastro”. Incluso Martín Romero subió al escenario para acompañar a su hermano en “Como los trileros”. Marea se despidió a lo grande con “El perro verde” y “Marea” con un público completamente volcado con ellos.
Después, en el escenario A, la mala suerte se alió con los cambrilenses Kota Zero, que tuvieron que suspender su actuación a los diez minutos a causa de la lluvia. El concierto se reanudó al día siguiente y, por fin, el grupo de punk rock pudo presentar en directo los temas de su primer disco No pierdas la razón.
El festival continuó el sábado, aunque con una hora de retraso, con el mestizaje y la fusión de La Cabra Mecánica y Muchachito Bombo Infierno, que regresaba a Cambrils un año después.
Para cerrar, el domingo le tocó el turno al rock catalán de los mallorquines Antònia Font y los valencianos Obrint Pas. El CambriRock bajó el telón hasta el año que viene.
Comentarios
Muy buena la crónica, a ver si nos metemos algún festival más de estos los tres!
Nos vemos chaval ;)
Buen artículo, Javi, junto con la foto de marea (el señor premsa acreditada, jeje) una muy buena crónica de un festival que cada año va a más.
Salut guapetones!