Espectacular. Sobresaliente. El trío británico The Brew es la mejor banda de rock and roll que ha pasado por Tarragona en muchos años. No exagero. Su líder, Jason Barwick, es una mezcla perfecta de Jimmy Hendrix y el mejor Jimmy Page. Es un guitarrista insultantemente soberbio. Es incansable. Explota su virtuosismo con continuos saltos y adornos sobre el escenario. Tiene 22 años y cara de niño. Si estuviéramos en los setenta viviría rodeado de grupis. Le secundan Tim Smith (bajo) y Kurtis Smith (batería) -son padre e hijo-. Los tres forman uno de los grupos más excitantes de nuestro tiempo, según la revista alemana 'Rocks Magazine'.
The Brew volvió a la Sala Zero -ya actuó el 26 de febrero de 2011- para presentar su cuarto disco de estudio ‘The Third Floor’. El concierto levantó mucha expectación. El local estaba repleto. Desde su anterior visita, la banda ha ganado en popularidad y ha consolidado su sonido. Su música se inspira en el hard rock de bandas como Led Zeppelin, The Who o Pink Floyd, sin renunciar al blues rock o la psicodelia. La calidad de sus composiciones se funde con la energía que derrocha en el escenario. Su puesta en escena es arrolladora. Tienen actitud, chulería y descaro. Es la fusión de dos generaciones de rockeros a la antigua usanza.
The Brew volvió a la Sala Zero -ya actuó el 26 de febrero de 2011- para presentar su cuarto disco de estudio ‘The Third Floor’. El concierto levantó mucha expectación. El local estaba repleto. Desde su anterior visita, la banda ha ganado en popularidad y ha consolidado su sonido. Su música se inspira en el hard rock de bandas como Led Zeppelin, The Who o Pink Floyd, sin renunciar al blues rock o la psicodelia. La calidad de sus composiciones se funde con la energía que derrocha en el escenario. Su puesta en escena es arrolladora. Tienen actitud, chulería y descaro. Es la fusión de dos generaciones de rockeros a la antigua usanza.
Durante algo más de dos horas interpretaron temas como ‘Hard times’, ‘Sirens of war’ o ‘See you once again’. Sudaron de lo lindo. Estaban cómodos. Disfrutaron. Transmitieron sus buenas sensaciones al público, que salió encantado de la sala. Dio tiempo para que un crecido Barwick tocara la guitarra con el arco de un violín o para que Kurtis Smith se marcara un tremendo solo de batería de cerca de diez minutos. Sus aptitudes musicales son abrumadoras. Tim Smith, que ejerció de veterano, puso la nota de humor con muecas y poses de rock and roll star. Son buenos, y lo saben.
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