Eldorado se pasó por el Bluegrass Bar La Traviesa de
Torredembarra para presentar la versión
inglesa de su nuevo disco ‘Antigravity Sound Machine’. Fue un concierto íntimo
en un local emblemático de la costa tarraconense, construido de madera y
abierto desde 1978. Es un templo de la música sureña norteamericana.
Por allí han pasado More Experience, Malcom Scarpa, M Clan o
Jonah Smith. Está decorado con fotos de músicos, carteles de conciertos
históricos y viejas lámparas de la India. Su propietario, un veterano hippy,
dispone de una importante colección de vinilos de hard rock, rock progresivo,
blues, country o psicodelia. Eldorado actuó en su pequeño escenario un domingo
a las ocho y media de la tarde. Fuera llovía a cantaros. Congregaron a unas
sesenta personas, que prácticamente llenaron el aforo del bar. La entrada sólo
costaba dos y euros y medio con una consumición incluida.
Los madrileños, completamente mimetizados con el local,
abrieron con ‘Mr Saturn’, Midnight games’ y ‘Like a lost child’. A los que ya
les conocíamos no nos sorprendió su enorme talento musical. Los que les
escucharon por primera vez alucinaron: “Estos tíos son muy buenos”. Crearon una atmósfera muy piscodélica y
setentera, con canciones interminables y continuos solos de guitarra, bajo y
batería. Jesús Trujiilo, vocalista canario de la banda, combinó muy
acertadamente el micrófono y los teclados. Tiraron exclusivamente de repertorio
anglosajón, con las cañeras ‘Reactor’ o ‘Space mambo’ y otras más relajadas,
como ‘Falling falling’ o ‘Kassandra’. Le dieron un sonido más crudo y rockero a
‘Helter Skelter’ de The Beatles, ganándose la complicidad del público. Sin
concesiones, sin altibajos. El guitarrista Andrés Duente (el último en llegar
al grupo) tuvo mucho protagonismo: alargó algunos temas con impecables partes
instrumentales. El bajista César Sánchez y el baterista Javi Planelles
mantuvieron el listo muy alto.
Como anécdota, Trujillo cedió el micro a uno de los
asistentes, que improvisó la ‘La tierra de las mil danzas’ de Ted Nugent (muy
bien, por cierto). Había más de un cincuentón en la sala. Era un público muy
entendido en rock and roll. El
cuarteto dejó para el final ‘Another bright sunday’, ‘I don't need no doctor’ y
‘Searching for light’. Cerraron así su minigira catalana por salas
pequeñas. Fue un concierto sublime, en un entorno con un encanto especial.
Eldorado es ya una de las mejores bandas españolas de hard rock del momento. En
inglés y castellano. La prueba es que el puesto de merchandising tuvo mucho
movimiento durante toda la noche.
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