Extremoduro: De la arena al muelle de contenedores

Extremoduro hace mucho que dejó de ser un grupo marginal. Ahora toca en un escenario mastodóntico, arrastra a miles de personas a sus conciertos y clava 35 euros por entrada. Su nueva gira, ‘Para todos los públicos’, es de banda grande: por el montaje, lo bien que suena y porque llena allá por donde pasan. También es menos transgresora y más propia de divos del rocanrol. 

En el estadio municipal de fútbol de Salou reunió este viernes a 6.000 espectadores, más de los previstos inicialmente por la organización, que tuvo que retrasar la actuación media hora para que a la gente le diese tiempo a entrar. En la arena (a ese campo todavía no ha llegado el césped) había dos tipos de seguidores: los veinteañeros que han crecido con los discos ‘La ley innata’, ‘Material defectuoso’ y ‘Para todos los públicos’ y los de toda la vida (de treinta y muchos en adelante). Los primeros disfrutaron como locos; los segundos, no tanto.

A los Extremoduro de ahora no les gusta que les hagan fotos ni les graben en vídeo. Antes de empezar pidieron a los asistentes por megafonía que apagaran los teléfonos móviles durante el concierto. Tampoco le sentó bien a Robe Iniesta que alguien del público le tirara un cachi en la tercera canción. Amenazó con dejar de tocar y largarse. “Ya hemos cobrado así que me puedo ir a mi pueblo”, dijo. ¡Cómo hemos cambiado! Más allá de la lógica emoción de ver a este grupazo en directo dos años después de su última gira, el show arrancó algo frío, con un Robe un tanto distante. Pero con un escenario espectacular que emulaba el muelle de contenedores de un puerto. Los músicos salieron de detrás de uno para comenzar con el tema ‘Extraterrestre’ en versión instrumental, recurrido en toda la gira. Fue el inicio de una actuación partida en dos partes. La primera estuvo marcada primordialmente por sus canciones más recientes, como ‘Entre interiores’, ‘Locura transitoria’ o ‘Dulce introducción al caos’. También presentaron una inédita: ‘Canta la rana’. A la hora y media, la banda hizo su acostumbrado parón, esta vez de unos treinta minutos, como si fuese la ópera. Menudo corte de rollo. Eso sí, a los de la barra del bar les vino de lujo.

Tras el descanso, volvieron con más fuerza. La segunda parte superó con creces a la primera. ‘Prometeo’ y ‘Jesucristo García’ enardecieron al público, que ya permaneció enchufado hasta el final. Por fin llegó el turno de clasicazos como ‘Salir’, ‘Puta’ o ‘Ama, ama, ama y ensancha el alma’. Robe se mostró más complaciente con los asistentes e Iñaki ‘Uoho’, el más destacado de la noche, dio un recital con la guitarra. Hasta los temas más recientes ‘Poema sobrecogido y ‘¡Qué borde era mi valle!’ sonaron más enérgicos. Para cerrar eligieron ‘El camino de la utopías’ y su remake instrumental de ‘Rockin’ all over the world’ (John Fogerty) que arrastran desde los tiempos de Platero Y Tú. Fue el punto y final a tres horas y media (contando el intermedio) de un concierto en el que más de uno rejuveneció unos cuantos años. Y sirvió para dar el pistoletazo de salida a las Nits Daurades de Salou.

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