Físicamente está hecho una piltrafa. Prácticamente no puede
andar y está muy pasado de kilos. Pero sigue siendo una leyenda. Paul Di’Anno
es el primer cantante de Iron Maiden, la voz de los dos primeros discos de la
banda británica: ‘Iron Maiden’ y ‘Killers’. Eso le convierte en un tipo
respetado dentro de la escena heavy metal. El miércoles por la noche volvió a
la Sala Zero de Tarragona acompañado de su banda de cuatro espléndidos músicos
italianos. A pesar de ser entre semana, casi llenó el aforo. En su anterior
visita, en noviembre de 2011, el gentío era mayor.
Le costó subir al escenario debido a sus problemas en las
piernas y la espalda. Le tuvieron que impulsar desde abajo. Sólo parece tener
en condiciones su potente rango de voz. Continúa siendo un vocalista de
primera, capaz de combinar agudos y graves sin despeinarse, entre otras cosas
porque tiene la cabeza como una bola de billar. Pero se le notan sus excesos de
juventud, sus adicciones al alcohol y las drogas. Tiene 56 años.
En Tarragona inició su gira por la península ibérica, que le
llevará por doce ciudades de España y Portugal. Y apenas aguantó media hora de
pie. El último tramo del concierto lo hizo sentado en una silla de plástico. Se
disculpó por su pésimo estado de forma. La actuación apenas duró una hora y
cuarto, fue buena pero breve.
Recientemente Di’Anno ha estado en la cárcel por fraude al
fisco y tiene aspecto de tipo rudo, de hooligan cervecero de algún equipo de
fútbol inglés. Perfectamente podría pasar por un integrante de la banda de
moteros de Los Ángeles del Infierno. Sólo es fachada. En la Sala Zero, el
británico se mostró cercano y bromista. Simpático. Compartió algún trago de
cerveza con los asistentes. Alcohol y tabaco no le faltaron durante todo el
show. ¿Qué pensará su médico?
Las canciones de la primera etapa de Iron Maiden fueron las
más jaleadas: ‘Charlotte The Harlot’, ‘Phantom Of The Opera’, ‘Prowler’,
‘Running Free’ o ‘Transylvania’. Di’Anno le saca un gran provecho a su breve
paso por el mítico grupo británico. Los temas de sus proyectos en solitario o
con la bandas Battlezone y Killers pasaron más desapercibidos entre el público,
eminentemente masculino y por encima mayoritariamente de la treintena. Pasó del
paripé de los bises para evitar el calvario de bajar y subir del escenario. Se
despidió con su vertiente más punk, interpretando el éxito de los neoyorquinos
Ramones ‘Blitzkrieg bop’.
El británico tuvo como teloneros a los tarraconenses
Languedoc, que demostraron con una gran actuación por qué son uno de los
mejores grupos de heavy metal de la provincia de Tarragona.
Crónica publicada en www.mariskalrock.com
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