The Brew: En el nombre del padre, del hijo... y del colega

Montar un grupo de rock con tu padre y un colega debe ser un puntazo. Y más aún llevar una década sobre los escenarios y cinco discos a tus espaldas. Lo sabe bien Kurtis Smith, batería de los británicos The Brew, que han vuelto a estar de gira por España. Este mes han pasado por dieciséis ciudades para presentar su último trabajo, ‘Control’. 

¿Qué pensará esa madre y esposa cuando la dejan sola en casa para irse a tocar de toda Europa? Seguro que presume de familia, porque The Brew ya no es un power trío underground que sorprende por la precocidad y el virtuosismo del su vocalista y guitarrista Jason Barwick o por sus contundentes directos, ahora juega en la primera división del blues rock. Han dejado de ser una promesa para convertirse en una firme realidad. Suenan a Led Zeppelin, a Hendrix, a The Who, a Cream (de quienes tomaron su nombre en homenaje a su canción ‘Strange Brew’)… Llenan salas y venden miles de discos. Volvieron a hacer escala, como en 2014, en la Sala Toman Music de Reus, ciudad donde tienen una gran cantidad de seguidores desde que tocaron en su festival de blues en 2009. Y otra vez reventaron el recinto.

Porque The Brew es de esos grupos que suenan mejor en directo que en CD. Y eso que sus discos son excelentes. Sobre el escenario son arrolladores. No necesitan montar espectáculos ni juegos de luces o pantallas gigantes, simplemente son tres tipos que lo dan todo. Así de sencillo. Han evolucionado una barbaridad. Barwick, de 25 años, sigue teniendo cara de niño, pero se maneja mejor con el público. “Otro whisky, por favor, que me lo he currado señor de la barra”. Ya se sabe una rock star. Estuvo divertido e interactuó con el público más que de costumbre. Sus brincos o las muecas de bajista papá Tim Smith son el sello de identidad de la banda, pero en Reus les pasó por delante Kurtis, de 26 años, que dio un recital memorable con las baquetas. Se marcó un solo asombroso. Fue su noche.

Basaron buena parte de su repertorio en el disco ‘Control’. Desde las enérgicas ‘Repeat’, ‘Mute’ y ‘Skip’ hasta la más lenta y bluesera ‘Pause’. En un momento ya estaban sudando la camisa. No pararon de moverse y saltar. Le echan actitud y, sobre todo, pasión. The Brew no han inventado nada, pero le dan toque personal y original al hard rock más puro de los años sesenta y setenta. Barwick se quitó el fular y se puso en plan Jimmy Page con unos sobresalientes riffs de guitarra en ‘Fast foward’ y ‘Eject’. Luego, como es habitual, cogió un arco de violín para rematar la faena. Impresionante la clase que tiene. Kurtis también le dio al gong que tenía justo a su derecha para poner la nota exótica. Hubo tiempo para que recordaran algunos de sus clásicos, como ‘KAM’, ‘Every gig has a neighbour’ y ‘A million dead stars’. Entremedias se soltaron con las versiones ‘Break on through’ de The Doors, ‘Whola lotta love’ de Led Zeppelin y ‘Baby please don’t go’. Cerraron sus dos horas de concierto con ‘Silver Machine de Hawkwind.                       

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