Ciclonautas es de esos grupos que te toca a la primera. De
los buenos de verdad. Se formaron hacen
tres años pero ya se han ganado un hueco en la cima. Olvidada queda la
etiqueta de banda revelación. Su rock clásico llega al público más purista, al
que goza con Lynyrd Skynyrd y Mark Knopfler, pero también al de Foo Fighters o
Queens of the Stone Age. Son una original mezcla de sonidos sureños y compases
urbanos.
En la Sala Zero de Tarragona congregaron a melómanos de todo
tipo: stonianos, heavies y hasta uno con la calavera de Marea tatuada en el
brazo. Que su batería, Alén Ayerdi, esté a las baquetas les ha servido para
darse a conocer. Tiene mucho tirón. Pero Ciclonautas son mucho más. Su alma es
el argentino Mai Medina, un tipo peculiar con un sentido especial de la música.
Sus letras, a veces inconexas, fluyen de una imaginación desbordante. Y su voz
desgarrada da una atmósfera singular. Evoca a su Rosario natal. Ocurrió en
Tarragona, donde unas 200 personas disfrutaron de su directo embaucador. Era su
segunda visita en sólo once meses. Volvieron con material nuevo, con los temas
de último álbum ‘Bienvenidos los muertos’. Fue un show diferente.
Precisamente, abrieron con la canción que da título al
álbum. Empezaron por todo lo alto. El escenario apenas se levanta unos
centímetros del suelo. Los músicos estaban pegados a los espectadores, lo que
dio un toque más íntimo si cabe. Mai salió con aires psicodélicos, con una
cinta reflectante verde en las gafas que resaltaba en la oscuridad. Muy años
setenta. Fue el inicio de dos horas intensas de ingenio musical. No destacan
por una elaborada puesta en escena, les basta con poner un telón de fondo con
el sacacorchos que identifica a la
banda. No son de parafernalias. Son un trío clásico que sobresale por sus
buenas maneras sobre las tablas. Sencillez y virtuosismo al mismo tiempo. Están
curtidos en mil noches de rock and roll. El ejemplo más claro es el bajita
Javiertxo 'Txo' Pintor, con una trayectoria a sus espaldas de más de 25 años
(Konfusión, La Venganza de la Abuela o Jataja).
Con estos ingredientes, el
éxito del concierto estaba asegurado. Se pasó volando, señal de que gustó. El
repertorio fue muy acertado. Hubo canciones nuevas, como ‘Fantasmas del ocaso’,
‘Extraño’, ‘Mordiendo la luna (hasta rabiar) o ‘Pensamientos perros’, y otras
de su primer trabajo, como ‘La virtud del caos’, ‘Que corra el aire’ o ‘Soy el
dromedario’. La traca final llegó con ‘Qué tal?’. Se encendió la luz hasta la
próxima, que esperemos sea pronto.
Sería injusto acabar esta crónica sin mencionar a los
teloneros, los tarraconenses Korrupción Masiva. Fue una sorpresa mayúscula.
Estuvieron a la altura de la cita con un contundente y combativo punk rock. No
se muerden la lengua. De momento sólo tienen dos maquetas y acaban de grabar un
tema, ‘Superhéroes’, como adelanto del que será su primer disco, pero prometen.
Sus cinco miembros son muy jóvenes, todos bordean los veinte años, y seguro que
darán mucha guerra en el futuro. Alén Ayerdi se acercó a darles la enhorabuena
después de su actuación.
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