Foto: Clara Pelegrina |
Ruido Ilegal
se hizo famoso en Tarragona antes de darse a conocer en directo. Su campaña de
promoción fue tan barata como efectiva: empapeló la ciudad de pegatinas con su
logo. Estaban por todas partes, farolas, señales, paredes… Marketing viral a la
vieja usanza. Cuando sacó su primer y único disco, ‘Que se oiga tu voz’ (2015),
a todo quisqui le sonaba este cuarteto de punk rock. Pegó fuerte en el circuito
underground tarraconense y se recorrió España de norte a sur, pero algo no
acababa de carburar. Justo dos años después de su primer concierto ha decidido
hacer un parón indefinido. Se despidió de su público el pasado viernes en la
Sala Zero, precisamente el lugar donde se estrenó en vivo.
La banda cerró
una etapa, para “reordenar las ideas, fijar nuevos retos, y si volvemos que sea
con más fuerza que nunca”. Si están cansados, no se notó. Fue un bolo emotivo,
por eso de que era él último (al menos de momento), y porque debajo del
escenario (que apenas se levanta un par de palmos del suelo) estaban todos los
que tenían que estar: familiares, amigos, seguidores… Que hubiese más gente que
en aquel primer concierto de mayo de 2015 dice mucho de la evolución que ha
tenido este grupo. Sus miembros se pueden sentir satisfechos de lo que han
conseguido.
El repertorio
estaba claro. Con un solo disco publicado, poco margen les quedaba. Tocaron los
ocho temas de ‘Que se oiga tu voz’, más alguna versión y un adelanto del que
habría sido su segundo álbum. La banda ya tenía canciones compuestas y
preparadas para pasar nuevamente por el estudio de grabación. Arrancaron con
‘Freetown’, una bofetada a aquellos que saquean y hunden en la miseria al
continente africano, y siguieron con las cañeras ‘Navegando en Tierra’ y ‘Somos
más fuertes’. Rock con pinceladas de ska y mucha mala leche en las letras
contra las injusticias y los abusos.
Para la mitad
dejaron las primeras sorpresas de la noche. Estrenaron ‘Antes de amanecer’, una
evidencia de que Ruido Ilegal tiene aún mucho que decir, y rescataron el tema
‘El dinero no se come’, que el vocalista y guitarristaFran Rosa compuso en su
paso anterior por otro grupo de punk rock de Tarragona, Extracto de Lúpulo. Las
trompetas fueron protagonistas en la recta final. Por primera vez usaron este
instrumento en directo en ‘Generación del 27’ y ‘La última danza’. El resultado
fue una fiesta.
La banda, por
cierto, cambió de formación en marzo, cuando el bajista Álvaro Bravo sustituyó
a LitusAlemany y se unió a Fran Rosa, Raúl Borrás (guitarra) y Dani Porta
(batería). Su completa integración quedó patente sobre el escenario. Cerraron la
actuación con su canción emblema ‘Ruido sospechoso’ y con los asistentes
agitándose en la pista.
Fue el punto y
final (o seguido) de un cuarteto que puede presumir de haber teloneado en su
corta carrera a Los Suaves, Manolo Kabezabolo y Mala Reputación.
Crónica publicada en Mariskal Rock
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