Tangerine Flavour, en versión íntima

La Kasita de Ávila, perdida en medio de un polígono industrial, tiene un aura punk: suena Vómito en la pantalla frente a la barra, donde la camarera sirve litronas de cerveza y litros de calimocho con una sorprendente cotidianidad. En el patio exterior, la decena de pequeñas mesas redondas dispuestas frente a un escenario estás todas ocupadas por un público variopinto: punkis, heavies y melómanos en general que han ido a escuchar a Tangerine Flavour, una banda madrileña de country rock muy apegada a ese local. 

"Fue uno de los primeros sitios donde nos dejaron tocar cuando estábamos empezando", recuerda el cantante y guitarrista Pablo Martín, que pide un aplauso nada más salir para Jose, el responsable de La Kasita, un lugar emblemático para los amantes de la música y la cultura en Ávila, algo así como una especie de resistencia, que cumple veinte años en pie.

Tangerine Flavour acudió a la cita con solo dos de sus cinco integrantes, Pablo Martín y el también cantante y bajista Fernando Lima. Ambos, guitarra en mano, ofrecieron un sobresaliente recital acústico para presentar su tercer disco, 'Space Cowboy', donde cabe country, rock clásico, blues o soul, y repasar los temas que han consagrado al grupo en su primera década de existencia. 

El setlist, cuyo orden fueron variando sobre la marcha, nos dejó veinte canciones, incluidas tres versiones, 'House Of The Rising Sun' de The Animals, 'Billie Jean' de Michael Jackson y 'Hey Jude' de The Beatles, que evidenciaron la versatilidad de registros vocales y estilísticos de dos músicos con fuertes raíces americanas capaces hasta de llevarse la ovación de seguidores de Eskorbuto y La Polla Records. ¡Y sin distorsión! 

Nadie se movió de su silla durante la hora y media que duró el concierto, si acaso se incorporó más gente que tuvo que verlo de pie. Arrancaron con 'Roses', de su segundo álbum 'Empty Fantasies', y 'Red River' e 'It Ain’t Over Yet' del primero, 'No Hard Feelings', para dar paso a 'God', 'Tennessee Whisky' o 'No Kisser Girl' y adentrarse ya en el material nuevo de 'Space Cowboy', con 'Woody's', 'Try', 'Madison Ave', 'Nashville, Tennessee' o 'Outlaaw City'.

Su propuesta musical, y diría también casi vital, es como un sosegado y ameno viaje por Estados Unidos. Martín y Lima derrochan pasión por lo que hacen, su complicidad es total y conectan perfectamente con el público. Acabaron con 'Dark Winter'; 'Por la puerta de atrás', canción que el padre de Martín creía que era de Coque Malla; y 'Can’t You See'. 

Se bajaron del escenario porque quisieron, porque si por los asistentes hubiese sido habrían estado un buen rato más tocando. Hasta un perro presente en el local se puso a ladrar cuando paró la música.

(Crónica publicada en Mariskalrock)

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